lunes, 25 de febrero de 2008

Saludos desde el "fin del mundo"


Kaixo lagunok:


Por fin hemos llegado a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo "final del mundo y principio de todas las cosas", que reza un eslogan por acá. Pero no ha sido fácil, para ello hemos tenido que pedalear más de 5700 kms y soportar las inclemencias del tiempo, sobre todo el frío viento patagónico, las punzadas del hambre y retranspiraciones varias...


Desde Puerto Natales salimos en dirección al sur, por lo que a veces contamos con la colaboración del viento, para llegar a Punta Arenas, después de hacer dos etapas de 150 y 105 kms., lo cual por ahora es nuestro record, que esperamos no tengamos que superar...


En Punta Arenas decidimos comprar una tienda de campaña que nos ofreciera más seguridad de soportar el frío del sur; aquí son más baratas porque es puerto franco. Desde esta ciudad, la más austral del "continente" americano, tomamos el ferry que nos cruzó el famoso Estrecho de Magallanes, donde vimos algunas toninas (el delfín chileno).


Una vez en la isla de Tierra del Fuego, salimos de Porvenir por una ruta más larga y distinta a la que siguen la mayoría de los ciclistas, pero que nos permitió recorrer por pistas de ripio una gran parte de esta lejana, solitaria y, a menudo, inhóspita tierra azotada por el constante viento.


En Cameron coincidimos con los participantes argentinos y estadounidenses del Raid de Tierra del Fuego que habían abandonado y, para que veáis que estamos en forma, hicimos una etapa de 110 kms de ripio que coindía con la de ellos y casi les ganamos..., y eso que nosotros llevamos unos 30 kg de equipaje, sin contar el peso de la bici, ni el agua, ni la comida, o sea, una pasada... Allí también Segundo Gómez nos invitó a comer unos bocatas y nos dio más comida, ¡cómo nos vería...! Desde ahí atravesamos la isla por pampas inmensas, donde los guanacos trotan a sus anchas. Los únicos sitios poblados son las antiguas estancias ganaderas, perdidas en mitad de la nada, que aprovechamos para dormir en varias ocasiones.


Para cruzar la frontera entre Chile y Argentina nos tocó atravesar un río de aguas heladas, porque no se ponen de acuerdo los dos países para hacer un puente.


Al llegar a la costa atlántica, que no veíamos desde Uruguay, pensábamos ir a la ciudad de Río Grande, pero el viento nos daba de cara y se hacía casi imposible avanzar, así que decidimos seguir hacia el sur y meternos otra etapa de 130 kms (70 de ellos de ripio).


Pero por fin, llegamos a Ushuaia después de varios días de poca higiene, de muchos kilómetros por ripio, poca comida, etapas más largas de lo conveniente, de viento frío y de mal dormir. Así que os podéis imaginar que llegamos "recansados", pero contentos. Por eso, en el fin del mundo nos hemos dedicado a reponer fuerzas y descansar, todo ello combinado con las dosis justas y necesarias de juerga nocturna, al fin y al cabo somos animales sociales...


Desde Ushuaia subiremos en colectivo hacia el norte de Argentina, pasando por Penísula Valdés, donde abunda la fauna marina. Así, que aquí se acaba una parte de nuestro viaje y comienza una nueva, que seguramente nos deparará cantidad de sorpresas; ya lo dice Fito Cabrales: "porque todo empieza cerca del final..."


A todas/os aquellos/as que comprásteis nuestras camisetas, ya veis que hemos acabado con la lista de lugares a visitar. Por ahora, no amenazamos con hacer nuevas "remeras", como dicen por acá, pero todo se andará... También se aceptan donativos o incluso que nos apadrineis... Gracias por seguir apoyándonos y a ver si escribimos un poco más, que a nosotros también nos cuesta...




Agur eta laster arte






lunes, 11 de febrero de 2008

Puerto Nataletik maitazunez


Kaixo internautas e internautos:



Aquí estamos en una nueva entrega de nuestras aventuras y desventuras, cual Quijote y Sancho Panza (aunque "panza" no queda mucha), cabalgando sobre nuestras monturas, en busca de nuevos retos y quimeras, y con la sana intención de desfacer entuertos y socorrer a lozanas mujeres que requieran de nuestra humilde ayuda.


Dicho esto, pasamos a relataros lo que nos aconteció al salir de El Calafate, desde donde partimos por asfalto con nuestro nuevo amigo José Luis. A pesar de que el viento nos tenía que favorecer, el día estaba nublado, por lo que el poco viento que había era casi en contra. Después de superar un puerto de 10 km y de recorrer unos 95 km de pampa en la que no había nada, más que ovejas y algún guanaco, decidimos acampar junto a un puesto de Vialidad (los encargados de las carreteras), pero no fuimos muy bien recibidos por un señor un poco fuera de sus casillas y tuvimos que poner las carpas junto a una caseta abandonada. Por cierto, que José Luis también lleva una Coleman como nosotros, así que parecíamos un equipo; sobre esta tienda tenemos mucho que decirle al señor o señora Coleman, de cuya madre y padre nos acordamos casi todos los días, cuando nos levantamos empapados por nuestra propia transpiración...


Al día siguiente tomamos un atajo de ripio por el que nos ahorrábamos unos 80 km a Cerro Castillo, pero estaba en un estado lamentable, con mucha piedra y arena suelta. Además el viento empezó a soplar con una fuerza increíble y costaba mucho avanzar. Llegamos a duras penas a un puesto de carabineros en medio de la nada, aunque deberíamos decir de carabinero, porque sólo había un policía. Allí nos abastecimos de agua. Por si fuera poco, con el viento, José Luis se lesionó en la rodilla, así que decidimos hacer dedo para que le llevaran a Cerro Castillo. Nos pusimos a la tarea, pero casi no pasaban coches. Por fin, una familia de israelíes, con el coche a tope, tuvo la gentileza de llevarle (es increíble la cantidad de israelíes que hay por Sudamérica, normalmente son jóvenes que tras acabar su largo servicio militar vienen a estas zonas, sobre todo a realizar actividades relacionadas con la naturaleza).


Nosotros, como vascos burugogorras, tratamos de enfrentarnos a las fuerzas de Eolo, pero nos dimos de morros contra un muro de viento, como quijotes contra molinos. Casi sin poder mantener estable la bicicleta, a cinco kms tuvimos que ceder. Nos sentamos a esperar que amainara, pero una vez que el viento empieza, por la tarde lo único que hace es empeorar (luego nos enteramos que había habido rachas de 130 km/h). Incluso intentamos avanzar empujando la bicicleta, pero era inútil. Estuvimos tirados en medio de la nada durante unas cinco horas y no pasaban casi coches. Al final, la suerte nos volvió a sonreir y nos paró un autobús que iba vacío. Nos acercó a la frontera, desde donde debíamos recorrer unos ocho kms en contra del viento y ya era tarde. Pero otra vez, el azar fue nuestro aliado, y el administrador de una estancia ganadera nos invitó a pasar allí la noche, con cena y desayuno incluidos. Como dato diremos, que los gauchos cenaron dos platos y nosotros tres, todos ellos surtidos de abundante carne, así que ya sabéis, si invitáis a cenar a un ciclista preparad la cartera...


Después de pasar la frontera, llegamos a Villa Cerro Castillo, de nuevo en Chile, donde nos reencontramos con José Luis. El decidió ir a las Torres del Payne ese día en autobús y después marchar a Puerto Natales, así que nos despedimos.


Al día siguiente fuimos al parque de las Torres del Payne y, qué decir de esa maravilla natural, INCREÍBLE!!! Estuvimos dos días de trekking, con marchas de unas 7 horas, en las cuáles nos acercamos a la base de las torres y al glaciar Grey. Hablando de glaciares, un consejo, no invirtáis en ellos; están todos retrocediendo a un ritmo alarmante...


Todo lo que se haga dentro del parque es muy caro. Además las tiendas están poco abastecidas y en 100 km no encontramos ni pasta ni arroz. Como dato os diremos que dos manzanas costaban mil pesos, más de euro y medio.


De ahí, por una carretera de ripio, recién estrenada, pero que casi nadie usa por su mal estado, nos plantamos en dos días en Puerto Natales. Otro consejo: a los chilenos hay que preguntar a más de uno y con lo que te dicen hacer lo que te diga tu instinto, porque no dan una. Nos dijeron que era llano, pero con muchas curvas, y resultó ser una sucesión de puertos y cuestas interminables...


Ya nos queda menos (bueno, unos 700 km hasta Ushuaia) para acabar la primera parte de nuestro viaje. Admitimos sugerencias, sobre qué hacer o dónde ir la segunda... Luego ya sabéis que haremos lo que nos de la gana, po... Así que escribid letxes, que nos hace ilusión saber también de vosotras/os y, para las tímidas y tímidos, que también los hay, no valen excusas, porque tenéis nuestro correo: enekotajoseba@yahoo.es





Un besote desde los últimos confines del Cono Sur Americano. Laster arte...